PREMIO EDICIONES LARIVIERE

Festival de la Luz 2010

Ubi sunt?

 

Así se denomina el tópico literario de origen romano y que continuó en la literatura de Occidente. Literalmente significa “¿dónde están?” y alude a las grandes personalidades, y a la glorias mundana que se convierte, como todo, en despojo material. Este topos es recuperado por Florencia Blanco cuando rescata fotos familiares antiguas. No elige las de un álbum o las que se guardan en cajas, sino aquellas que se enmarcan, tienen un tamaño mayor y se acercan más a la pintura que a la fotografía.  La mayor parte parece datarse en la década del 40 o del cincuenta y cada una ha sido modificada con pintura y pincel. Florencia retrata el retrato; puede registrar la foto en su ubicación original o reubicarlo en otro contexto, puede conservar el marco pretensioso y con vidrio bombé o retirar la foto de su “envase”. Cuando la foto está en el hogar se distingue el estrato social de clase media y media baja; si está en otro contexto, Florencia prefiere desplazarla a un medio vinculado con la naturaleza, junto a un campo alambrado, a un patio con pasto mal cortado o una ventana con macetas, siempre en una naturaleza domesticada. Morir es cambiar de lugar en el universo, dicen algunos tanatólogos, la foto colgada de un árbol o apoyada en el pasto, funciona como una lápida de papel que reubica al personaje fotografiado en otro espacio, primero fue en su casa, o en el estudio del fotógrafo, luego en la tumba ¿y ahora?, ubi sunt?, parece resonar en cada personaje.

 

La pregunta no es solamente por cada persona, también por la forma de fotografiar, en aquel entonces la foto era un acontecimiento único, reservado a ritos también únicos: el nacimiento o el casamiento, por ejemplo; o simplemente la necesidad de perpetuar la imagen de un ser querido como antes se hacía con el retrato pictórico. El acabado artesanal con el pincel y el óleo le daba un carácter único a algo que podría ser reproducido al infinito. Todo aquel ritual, ese tiempo lento de la toma, el revelado artesanal, la pintura personalizada parece extraído de un pasado lejano si comparamos la inmediatez de la cámara digital de hoy. De algún modo, Florencia hace una arqueología de la fotografía, instala diferentes momentos de la historia en un medio furiosamente contemporáneo, pero que ya lleva más de siglo y medio de existencia.

 

Julio Sánchez

2010